CASADIELLES


Este es un postre típico de la región de Asturias y la verdad es que a pesar de tener un padre asturiano de pura cepa y veranear desde que nací por esas tierras, nunca las había probado porque en nuestra casa nunca se han hecho, supongo que eso va por regiones, pero nunca es tarde si la dicha es buena y la verdad es que ha sido muy buena. 
La receta es laboriosa, más que nada por el trabajo que da pelar las nueces, sobre todo las que tenemos en casa, que son gallegas, de los nogales de mi suegra y buenísimas, pero no sé por qué pero cuesta más pelarlas que las que se compran, lo bueno tiene un precio. La masa también tiene su proceso pero en cuanto a complicación no tiene ninguna.

Ingredientes:

Con estas cantidades me han salido 14 casadielles

Para el relleno:

- 200 g. de nueces
- 4 cucharadas de azúcar 
- 1 yema de huevo
- 1 buen chorro de anís

Para la masa:

- 1/2 vaso de cerveza
- 1 cucharada de levadura en polvo para pan o un trocito pequeño, del tamaño de un garbanzo, de levadura fresca
- 25 g. de mantequilla
- 25 ml. de aceite de girasol
- 1 pizca de sal
- 200 g. de harina aproximadamente

- Aceite de girasol para freír
- Azúcar glas para decorar

Elaboración:

Relleno:

Pelamos las nueces, las colocamos en el vaso de la batidora y batimos hasta conseguir una pasta y reservamos. Se puede hacer de un día para otro y así el relleno reposa y se impregna del sabor a anís.

Masa: 

Disolvemos la levadura con la cerveza, agregamos la pizca de sal. Añadimos la mantequilla y el aceite y a continuación vamos agregando la harina poco a poco según nos vaya pidiendo el líquido, quizás necesitáis más que la que pone la receta pero no pasa nada, se agrega más y ya está.

A continuación montamos las casadiellas, para ello cogemos porciones pequeñas de masa y estiramos con la ayuda de un rodillo formando rectángulos de unos 8x10 cm. aproximadamente que sean lo más finos posibles. Colocamos un poco de relleno y las enrollamos formando un cilindro, sellamos bien con la ayuda de un pincel mojado en agua y freímos en abundante aceite de girasol. 
Dejamos enfriar, espolvoreamos con azúcar glas y listas para devorar.



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