TARTA DE CREMA, NATA Y TOFFE

O como le llama Vicky en su blog "jugando en mi cocina", la tarta de los domingos. Esta tarta está buenísima, de hecho al parecer la ha presentado a un concurso y si por mi fuera y sin probar las otras le daría el primer premio. Es una tarta deliciosa, mi fallo ha sido la presentación, me ha quedado un poquito basta, pero el sabor es increíble, claro que una tarta con la mezcla de esos dos sabores es prácticamente imposible que salga mal, aquí os dejo la receta y os recomiendo que la probéis sin más tardanza.

Ingredientes:

- Galletas para la base
- 400 g. de nata

Para la crema pastelera:

- 1/2 l. de leche
- 4 yemas
- 100 g. de azúcar
- 1 sobre de vainilla azucarada
- 30 g. de maizena o de preparado de flan
- 1 rama de canela
- piel de limón

Para el toffe:

- 150 g. de azúcar y 2 cucharadas de agua
- 200 g. de nata

Elaboración:

Preparamos la crema pastelera, para ello ponemos la leche con la canela, la piel de limón, la vainilla y el azúcar al fuego. En un cuenco mezclamos las yemas con la maizena (yo en lugar de maizena siempre uso preparado de flan Potax porque le da un toque a vainilla que me gusta mucho y en este caso no es necesario usar vainilla pero eso es a gusto del consumidor y según lo que tengamos en casa). Cuando la leche rompa a hervir retiramos del fuego, añadimos una poquita a las yemas, mezclamos y volcamos en el resto de la leche, volvemos a llevar al fuego y vamos removiendo hasta que espese.

Volcamos la crema caliente en un molde en el que previamente habremos puesto una base de galletas y por encima colocamos otra capa de galletas (podemos pulverizar las galletas con un poco de moscatel, como en la receta original, la verdad es que yo no lo he hecho porque no me gusta ese vino dulce aunque la próxima vez que la haga lo probaré a ver qué tal queda).

Cuando la crema enfríe montamos la nata y la colocamos a continuación.

Preparamos el caramelo con el azúcar y el agua, cuando coja un color marronoso añadimos poco a poco la nata y removemos hasta que espese, retiramos del fuego y dejamos enfríar. La consistencia será de una cremita suave.
Una vez frío lo echamos por encima de la nata y lo llevamos a la nevera hasta la hora de servir.

Una auténtica delicia.